lunes, 25 de enero de 2010

Los fansubs, el fuego que quema (2)

Siguiendo con la trilogía del fansub, hoy toca ver la segunda parte del tema...

2. La gente que descarga

El problema de los fans que descargan es que no han aprendido a hacer un buen uso del material que consiguen ni tampoco reconocen el esfuerzo que ha costado realizarlo. Detrás de ese capítulo, detrás de esa traducción, hay un equipo de personas que ha invertido su tiempo y energías de manera totalmente desinteresada para que puedan ver su trabajo y disfruten de él. No cobran por ello ni esperan nada a cambio, sólo la satisfacción de los aficionados. ¿Qué es lo que obtienen? Esclavitud y, en el mejor de los casos, el pasotismo por parte de estos fagocitadores de manganime. Ni un mísero “muchas gracias por el esfuerzo” o “gran trabajo, seguid así”, lo que secunda a la noticia de subida de los capítulos es “¿para cuando el siguiente?”. Los fansubs no trabajan para vosotros, panda de capullos, agraceded el trabajo y dejad de exigir.

Y es que sí, la cultura de “kieroh mi hanime gratix (grasias de antebraso)” se ha extendido hasta límites insospechados. La gente se baja su serie y al fansub... si te he visto, no me acuerdo, da igual lo bien o mal (por desgracia abunda más de esto último) que lo hayan hecho. Ahora bien, la facilidad con que consiguen el material les ha hecho plantearse dos puntos: a) que todo es gratis, y b) que si pueden ver la serie, todo vale. Pues no, señores, no. Me temo que no es así.

En fin, el pan de cada día...

El mundillo está lleno de individuos que se vanaglorian de lo fans que son de una serie, pero cuando ese mismo manga o anime sale a la venta, parece que a sus bolsillos ya no les gusta tanto la cosa. Claro, si ya lo han visto, ¿para qué van a comprarla? Pues para apoyar la inversión que ha hecho la licenciataria en un esfuerzo de dar una oportunidad para que todos puedan verla, por ejemplo. “Es que es muy caro”, dicen algunos. Pues sí, en efecto, las ediciones no suelen ser baratas, pero ese es un tema del que hablaremos en otra ocasión. Tampoco es que haya que comprar todas las series del mundo, pero qué menos que hacerse con las que más le gustan a uno, máxime cuando sí están disponibles en el país. Lo gracioso del caso es que los aficionados nunca tienen pasta para comprar la serie pero SIEMPRE para adquirir los llaveritos chinorris y los pósters fotocopiados con los que les timan las tiendas. ¿No podrían ahorrar ese dinero para comprar ese manga o anime con el que tanto han disfrutado y demostrar así su apoyo hacia ellos? Pues parece ser que no.

Como siempre, todo esto no es más que una generalización del caso, pues si bien es la actitud de la mayoría, no es en absoluto la norma. Por suerte, todavía queda gente que sabe apreciar el trabajo de los fansubs y agradece las horas que han invertido traduciendo, subtitulando y subiendo esa serie de la que tanto han disfrutado. Y también aquellos seguidores fieles que una vez sale a la venta la adquieren y hacen honor a su buen nombre de fan, por demostrar que les gusta y ayudar a que el mundillo crezca, haciendo que las empresas vean que vale la pena traer las series a España.

Los aficionados que descargan todavía no se han dado cuenta de que ver anime y leer manga no es un derecho, sino un privilegio. Está bien disfrutar de nuevas series, pero hay que entender que ese trabajo no se hace solo. Y lo que es más, ver la serie sin comprarla cuando se tiene la posibilidad no ayuda en nada a la industria. Cada vez las empresas lo tienen peor y muchas ya han sufrido el “adiós”, consecuencia de las pocas ventas, así que cada vez se licencian menos series y al final terminaremos por no ver nada más en las tiendas. Lo peor es que incluso propuestas online tan interesantes como Crunchyroll, el canal online de The Licensing Machine o el canal streaming de Buzz están pasando o han pasado completamente desapercibidas por parte de los fans a pesar de ofrecer un trabajo gratuito, con una mejor traducción y encima de manera oficial. Yo, al menos, no lo entiendo.

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