sábado, 6 de febrero de 2010

Poderoso caballero es Don Dinero

Hablando con un amigo hace unos días, salió el tema de los salones, tan habituales y prolíficos. La conclusión a la que llegamos fue que a pesar de ser los eventos más importantes relacionados con el manga y la cultura japonesa, no hay casi ninguno que valga la pena. ¿Cómo es posible que se hayan convertido en tan gran mierda?

Parece increíble que unas convenciones respaldadas por mil editoriales y tiendas no puedan ofrecer nada más que lo que unas jornadas cualesquiera pero a lo grande. Cojamos como ejemplo el último Salón del Manga de Barcelona, el evento por excelencia en el país. Bien, después de perder el tiempo en la cola de entrada, logramos entrar al recinto (previas burlas del equipo se seguridad, si vas disfrazado). Opciones una vez en el interior:
  • Visitar todos los stands de las tiendas, a que nos sableen cosa mala.
  • Visitar los mismos talleres de todos los años.
  • Pasar un rato en la zona de videojuegos para hacer lo mismo que podríamos estar haciendo en nuestras casitas.
  • Asistir a alguna conferencia o presentación de novedades (puede que la única actividad interesante, ¡y además te puedes sentar!).
  • Acercarse a ver las proyecciones, que por lo visto no le interesan a nadie (una lástima).
  • Probar suerte a ver si hay sitio en el escenario para ver el cosplay o el karaoke, en plan lotería.
  • Realizar alguna cola interminable para que te firme alguien y que te echen a mitad de camino porque se ha pasado la hora.
Y ya. No hay nada más. Pagas seis euros por entrar a un sitio donde pasarás el día estrujado entre la gente, aburrido y te dejarán pobre. Fantástico, oye. El caso es que yo al menos me resignaría si hubiera algún aliciente que me incitara a quedarme, pero es que no hay ninguno. Y no sólo en éste, prácticamente ninguno de los eventos que se organiza en nuestro país tiene nada que resulte atractivo y lo haga diferenciarse de los demás. Son todos la misma mierda pinchada con palos diferentes.

¡Mirad, yo también sé montar salones casposos!

Siguiendo con el ejemplo del SdM, ¿qué podemos decir de las exposiciones? Pues todas muy de andar por casa, como siempre. Algunas, como la Luis Royo, no sé ni qué pintaban ahí (con todo mi respeto hacia el autor), parece como si la hubieran montado por llenar y punto. Y cualquiera diría que se Ficomic se alegró de la muerte de Yoshito Usui, porque les dio la excusa perfecta para montar mil cosas de Shin-chan y llenar el espacio que sobraba. Una pena que nadie se encargue de realizar grandes exposiciones sobre autores o estudios, o al menos conseguir que no parezcan pensadas a última hora.

Lo mismo va para los autores invitados. Este año hemos tenido la “suerte” de contar con Issei Eifuku y Taiyo Matsumoto, autores de Takemitsu Zamurai, un manga muy interesante que sólo nos habremos leído unas diez personas porque la gente es bastante gilipollas y sólo lee lo que pone “Naruto” en la portada. La cuestión es que a pesar de ser muy bienvenidos, la verdad es que no son unos autores muy significativos, que digamos (aunque ya son mejores que aquellos esclavos del Studio Pierrot que traían en años anteriores). Menos mal que también vino… esto… ¡Ah, no! ¡Que no vino ningún autor más! Qué cabeza la mía, lo demás fueron modelos y gente de casa que les costaron cuatro duros de traer. Bueno, es que invitar a autores japoneses no es nada fácil, hay complicadas negociaciones de por medio y además cuesta mucho dinero. Claro, claro. Pero luego vienen los franceses y la lían. ¿Es que no saben que no se puede traer a autores, que es muy difícil? No deben de haberse enterado, porque este verano han conseguido a las CLAMP, Natsuki Takaya, Shinichiro Watanabe, Akemi Takada, Daisuke Nishijima, Shiori Furuyama, las AKB48 y la seiyuu Junko Takeuchi, entre otros. ¡Y eso que llevan cinco ediciones menos que nosotros! Están locos, estos galos. Locos o no, lo que está claro es que nuestro plantel de invitados es una auténtica vergüenza comparado con el suyo y con el de otros países con convenciones igual de grandes.

Exclusiva: el invitado especial del XVI Salón del Manga de Barcelona será el señor que recoge la basura del Studio Ghibli

Esto me lleva al punto clave de la crítica de hoy (por fin): el dinero. ¿Qué coño hacen los organizadores con el dinero? Porque no veo en qué se lo gastan. Si en los tres o cuatro días que dura el salón acuden unas sesenta mil personas, a razón de seis euros la entrada ya son trescientos sesenta mil euros. Sesenta millones de pelas de las de antes, que se dice pronto. Eso sin contar la pasta gansa que se dejan las tiendas por colocar un stand y el dinero que ponen las editoriales para apoyar el evento. Los organizadores alegan, indignados ante preguntas como la mía, que montar un salón cuesta muchísimo dinero (no lo dudo) y que usan lo ganado para mejorar en los eventos posteriores. Y una puta mierda. ¿En qué han mejorado los salones en los últimos años? Que alguien me lo explique, porque yo desde luego no veo ninguna mejora.

Y puestos a lanzar puyitas, me gustaría lanzar una en concreto contra Jointo Entertainment, porque a pesar de lo que he dicho hay que reconocer que Ficomic sí ha ofrecido siempre una cierta diversidad de contenidos en el Salón, aunque no sea de la forma adecuada. ¿Pero qué ofrece la gente de Jointo? He asistido a tres Japan Weekend (dos de Barcelona y uno de Madrid) y en todos me he encontrado la misma bazofia. Esta pseudo-empresa se dedica a montar salones clónicos para sacar pasta y seguir con su negocio viviendo de rentas. Su método de acción consiste en hacerles la pelota a las tiendas para que suelten el parné y luego olvidarse ya de todo lo demás, de que existen las exposiciones, las conferencias y esas otras cosas que no dan dinero. Porque ahora en serio, si a un evento como los suyos le quitas los stands y las editoriales, ¿en que se queda? Pues en el cosplay y gracias. Me parece perfecto que sean todo lo agoreros que quieran, una empresa no tiene por qué ser una hermanita de la caridad, pero me gustaría que al menos lo que cobren se lo hayan ganado, no quiero pagar a alguien si no se lo merece.

Aquí tenemos a un simpático responsable de Jointo, transportando la recaudación del día a su guarida

Es una lástima que a pesar del creciente número de salones la calidad sea cada vez peor. “Visto uno, vistos todos”, que se dice. Las empresas organizadoras deberían dejar de ser tan avariciosas y recordar los valores que les empujaron a montar estos eventos al principio. Con el dinero que nos quitan hay más que suficiente para montar algo grande, como se hace en París o San Diego (donde ya nos superan muy mucho en calidad a pesar de contar con menos años), algo que de verdad contente a los aficionados y no los bodrios a los que nos tienen acostumbrados últimamente. Tampoco estaría mal que dejaran de favorecer tanto a las tiendas y apostaran un poco más por el contenido que pueden aportar fanzines y asociaciones cercanas, que además de baratas les harían un favor con sus propuestas. Y bueno, lo que me parece peor de todo: ya hay tantos eventos de este tipo que empiezan a ser algo corriente, están perdiendo todo su atractivo como acontecimiento que sólo se organiza un par de veces al año y al final la gente preferirá asistir a jornadas, que ofrencen lo mismo pero además de forma gratuita. Sin duda, si siguen abusando de esta práctica se les va a terminar pronto el chollo, porque lo poco gusta, pero lo mucho cansa.

Por mi parte lo tengo más que decidido: no pienso volver a ningún salón más hasta que mejore el panorama. Si alguien se tiene que quedar con mi dinero, que sean los gabachos, que estarán un poco más lejos pero al menos sus eventos no me dan vergüenza ajena.

martes, 26 de enero de 2010

Los fansubs, el fuego que quema (3)

Y con ésta, finalizamos las tres partes de la crítica a los fansubs, su uso y lo que comportan.

3. Las editoriales y distribuidoras

Con el increíble incremento de los fansubs y scanlations, las empresas han reducido sus ventas y ahora no hacen más que llorar por su triste destino, el de sucumbir ante el implacable poder de internet. ¿Pero de verdad tienen la culpa los fansubs del estrepitoso fracaso de las empresas distribuidoras? No del todo.

Como he expuesto en las anteriores dos entradas, los fans y los propios fansubs son los primeros que no hacen ningún bien a la industria cuando descargan las series y luego no son consecuentes con ello (es decir, que no compran la serie si les gusta). Sin embargo, las propias empresas de distribución tampoco hacen bien su trabajo y luego intentan quitarse el muerto de encima echándoles las culpas a los aficionados. Sin duda, el inicio de todo fue hace unos ocho o diez años, cuando empezaron a aparecer las primeras ediciones de anime en DVD. Los discos apenas contenían dos o tres capítulos y los vendían a precio de oro, con lo que las distribuidoras se ganaron el título de "estafadoras", un título que caló hondo entre los aficionados y parece que ha condicionado su comportamiento hasta nuestros días.

Sesenta euros la caja porque lleva una figura del palo, hay que ver...

Sí, es ridículo escudarse en los métodos de venta de antaño, pero es que la cosa no ha evolucionado mucho. Vas a las tiendas y sigues viendo DVD con cuatro capítulos cagaos a veinte euros. ¿Quién es el loco que compra eso? Y las famosas ediciones de coleccionista no son mucho mejores. Después de vender un riñón y parte del hígado para poder pagar lo que vale una de estas cajas, es indignante ver que lo que te han vendido como la "edición definitiva" sólo es la misma edición integral que te habría costado la mitad pero con cuatro postales (con screens del palo sacadas de la serie, nada de ilustraciones), un póster diminuto y una camiseta de mala calidad. Pues no sé vosotros, pero a mí me parece una estafa. Para mí una buena edición de coleccionista es la que lleva libretos informativos, entrevistas, audiocomentarios y documentales sobre la serie o película en cuestión. Si no se puede disponer de ese material (entiendo que está sujeto a lo que proporcionen los propios japoneses), pues mejor que lancen una buena edición integral que saldrá más barata y venderá más que la otra, pero lo que no pueden es maquillar el producto y luego quejarse de que no vende, porque no somos tontos.

Y cuando todos se han arruinado con las tres cajas de la edición de coleccionistas, la serie entera por 100€. Tócate los huevos...

La calidad es otro de los temas en los que fallan las ediciones de ahora. Lejos del eterno debate sobre los doblajes, es evidente que los fansubs han alcanzado un nivel de profesionalidad impensable tiempo atrás. ¿Cómo esperan competir contra un producto que no sólo es gratuito, sino que tiene mil veces más calidad de imagen, lleva efectos y colorines en los subtítulos, y que técnicamente es superior en todo al suyo? Debería darles vergüenza que un trabajo realizado por aficionados (que no han cobrado nada por ello, todo sea dicho) sea muchísimo mejor que el suyo, que es oficial.

Las editoriales de manga están empezando a sufrir también los efectos de los scanlation, pero parece que les va un poco mejor. Sin embargo, el alto precio de los tomos les está jugando una mala pasada y deberían pensar en algo antes de quedarse a dos velas. Una rebaja en la calidad del papel abarataría costes y haría más asequibles las series, como ya se hace en otros países, aunque aquí entraría el factor del aficionado: después de la mala acogida de la línea económica de Planeta, uno se pregunta si es que se ha obrado mal o es que los compradores son imbéciles, directamente.

Las empresas tienen que evolucionar, tienen que mejorar su producto y encontrar un medio de distribución que les salga más rentable, pero sobre todo tienen que dejar de lloriquear y de echarle la culpa a los aficionados y a los fansubs. En todo caso, deberían invertir esas fuerzas en negociar con los japoneses, porque todos sabemos (ellos los primeros) que son los que no les dejan buscar nuevas formas de expandirse y los que les ponen las verdaderas trabas para todo. Tienen que aprender a convivir con los fansubs, puede que incluso a formar una simbiosis. ¿Vendería Glénat tantos tomos de si no fuera por los fansubs? ¿Conocería alguien Death Note si no fuera por los scanlation? Está claro que no. Las empresas se aprovechan del estudio de mercado que forman y luego dicen que sólo les estorban. Menuda panda de hipócritas, ¡si prácticamente se mantienen gracias a ellos, son los que están alimentando la industria! Señores, no sigan ofuscándose en un modelo de mercado obsoleto, busquen nuevas vías de venta (como el ejemplo de Crunchyroll) y dejen de echarles las culpas a otros por un trabajo que han hecho mal ustedes mismos.

lunes, 25 de enero de 2010

Los fansubs, el fuego que quema (2)

Siguiendo con la trilogía del fansub, hoy toca ver la segunda parte del tema...

2. La gente que descarga

El problema de los fans que descargan es que no han aprendido a hacer un buen uso del material que consiguen ni tampoco reconocen el esfuerzo que ha costado realizarlo. Detrás de ese capítulo, detrás de esa traducción, hay un equipo de personas que ha invertido su tiempo y energías de manera totalmente desinteresada para que puedan ver su trabajo y disfruten de él. No cobran por ello ni esperan nada a cambio, sólo la satisfacción de los aficionados. ¿Qué es lo que obtienen? Esclavitud y, en el mejor de los casos, el pasotismo por parte de estos fagocitadores de manganime. Ni un mísero “muchas gracias por el esfuerzo” o “gran trabajo, seguid así”, lo que secunda a la noticia de subida de los capítulos es “¿para cuando el siguiente?”. Los fansubs no trabajan para vosotros, panda de capullos, agraceded el trabajo y dejad de exigir.

Y es que sí, la cultura de “kieroh mi hanime gratix (grasias de antebraso)” se ha extendido hasta límites insospechados. La gente se baja su serie y al fansub... si te he visto, no me acuerdo, da igual lo bien o mal (por desgracia abunda más de esto último) que lo hayan hecho. Ahora bien, la facilidad con que consiguen el material les ha hecho plantearse dos puntos: a) que todo es gratis, y b) que si pueden ver la serie, todo vale. Pues no, señores, no. Me temo que no es así.

En fin, el pan de cada día...

El mundillo está lleno de individuos que se vanaglorian de lo fans que son de una serie, pero cuando ese mismo manga o anime sale a la venta, parece que a sus bolsillos ya no les gusta tanto la cosa. Claro, si ya lo han visto, ¿para qué van a comprarla? Pues para apoyar la inversión que ha hecho la licenciataria en un esfuerzo de dar una oportunidad para que todos puedan verla, por ejemplo. “Es que es muy caro”, dicen algunos. Pues sí, en efecto, las ediciones no suelen ser baratas, pero ese es un tema del que hablaremos en otra ocasión. Tampoco es que haya que comprar todas las series del mundo, pero qué menos que hacerse con las que más le gustan a uno, máxime cuando sí están disponibles en el país. Lo gracioso del caso es que los aficionados nunca tienen pasta para comprar la serie pero SIEMPRE para adquirir los llaveritos chinorris y los pósters fotocopiados con los que les timan las tiendas. ¿No podrían ahorrar ese dinero para comprar ese manga o anime con el que tanto han disfrutado y demostrar así su apoyo hacia ellos? Pues parece ser que no.

Como siempre, todo esto no es más que una generalización del caso, pues si bien es la actitud de la mayoría, no es en absoluto la norma. Por suerte, todavía queda gente que sabe apreciar el trabajo de los fansubs y agradece las horas que han invertido traduciendo, subtitulando y subiendo esa serie de la que tanto han disfrutado. Y también aquellos seguidores fieles que una vez sale a la venta la adquieren y hacen honor a su buen nombre de fan, por demostrar que les gusta y ayudar a que el mundillo crezca, haciendo que las empresas vean que vale la pena traer las series a España.

Los aficionados que descargan todavía no se han dado cuenta de que ver anime y leer manga no es un derecho, sino un privilegio. Está bien disfrutar de nuevas series, pero hay que entender que ese trabajo no se hace solo. Y lo que es más, ver la serie sin comprarla cuando se tiene la posibilidad no ayuda en nada a la industria. Cada vez las empresas lo tienen peor y muchas ya han sufrido el “adiós”, consecuencia de las pocas ventas, así que cada vez se licencian menos series y al final terminaremos por no ver nada más en las tiendas. Lo peor es que incluso propuestas online tan interesantes como Crunchyroll, el canal online de The Licensing Machine o el canal streaming de Buzz están pasando o han pasado completamente desapercibidas por parte de los fans a pesar de ofrecer un trabajo gratuito, con una mejor traducción y encima de manera oficial. Yo, al menos, no lo entiendo.

domingo, 17 de enero de 2010

Los fansubs, el fuego que quema (1)

Como esto va a quedar muy extenso, he preferido dividirlo en tres partes y poder centrarme bien en cada uno de los puntos. Hoy toca…

1. Los fansubs

En primer lugar, aclarar que soy un gran defensor de los fansubs (entiéndase que cuando hablo de “fansubs” me refiero tanto a scanlations como a los propios fansubs) y me parece que su trabajo es muy beneficioso para el mundillo, porque ayuda a promocionar nuevas series y nos facilita ver otras que no llegaríamos a ver nunca de otro modo. Sin embargo, desde hace unos años el mundo del fansub se ha ido pervirtiendo hasta extremos que ya resultan contraproducentes para los aficionados, y no hablemos ya para las empresas oficiales de distribución que se encargan de licenciar las series en España.

Los fansubs españoles se crearon a principios de los noventa ante la necesidad de conseguir nuevos títulos, debido a las pocas series que llegaban a nuestro país en aquel entonces. Los aficionados conseguían ediciones americanas o francesas de estas series y empezaron a producir las suyas propias en castellano para el deleite de aquellos que estuvieran deseosos de más. Así pues, podéis comprobar que esto del fansub es algo que viene de lejos, ya que ha habido todo tipo de fan-ediciones desde el principio.

Ahora bien, ¿cuál es el problema? Primero está el mal uso se que se está haciendo de estos trabajos. La función primera y única de un fansub es dar a conocer una obra inédita en su país y ofrecer la posibilidad de que los aficionados la sigan en un idioma accesible para ellos. Por esto mismo, si la obra en cuestión llega a licenciarse en el país, el fansub tiene que detener su distribución porque ya ha cumplido con su objetivo. Al principio se respetaba siempre esta regla, pero ahora ya no hay ni dios que la cumpla. Uno de los factores a tener en cuenta, claro está, es que muchos de los fansubs actuales son de origen latinoamericano y técnicamente ellos pueden seguir distribuyendo una serie aunque se haya licenciado aquí. Pero es que ni siquiera nuestros fansubs cumplen, y al final esto es un cachondeo. Así es normal que las empresas no vendan una mierda: si ya está gratis en internet, no pueden competir contra eso.

Ojalá todos cumplieran con esto...

Otra cosa que me mosquea son los putos “fastsubs”, que se dedican a traducir de forma vomitiva cualquier serie que tenga la desgracia de caer en sus manos. Prefieren velocidad a calidad, y eso se nota muchísimo en su producto. Aunque a veces ni siquiera es por velocidad, es que no tienen ni zorra idea de lo que están escribiendo. Vale que a veces no sepan muy bien cómo traducir las cosas (no son profesionales, ni tienen por qué serlo), pero joder, es que lo suyo son errores surrealistas de ortografía y gramática. Mi primito de cinco años sabe construir las frases mejor que ellos, no me jodas. Todo esto me parece un insulto hacia los implicados: a los aficionados que ven la serie, a los profesionales del medio, y sobre todo a los fansubs que sí se preocupan por ofrecer calidad en su trabajo en detrimento de la velocidad, para que los demás puedan disfrutar de la obra como merecen.

¡Mis ojos! X____X

Eso sí, no te quejes de lo que hacen porque si no te ponen de nazi para arriba. “Si crees que puedes hacerlo mejor, hazlo tú”. ¡Hasta un mono borracho es capaz de hacerlo mejor que vosotros, panda de gilipollas! Lo peor es que con el creciente número de fansubs que hay, cada vez proliferan más este tipo de discusiones. Y al final esto termina afectando al trabajo de los traductores profesionales, porque la estúpida manía que tienen de dejarlo todo lo más literal posible se está volviendo en su contra. Sólo hay que ver lo que ha pasado con los manga de Naruto y Bleach, que se han visto obligados a incluir muchísimos términos en el idioma original por la insistencia de los aficionados. Es que coño, quedará todo guay que queráis, pero no puede ser que terminemos leyendo más japonés que castellano. Al final eso no hace más que estorbar al profesional, porque todo el mundo lo toma por correcto y luego se monta la de Dios si no lo ven así.

En fin, un desastre. Por suerte todavía quedan algunos que se mantienen fieles a los principios de un auténtico fansub y que además se preocupan por ofrecer calidad en sus series, como Anime Rakuen, Anime Underground (a pesar del desliz “ilegal” con Soul Eater), Nanikano Fansub, Friki no Fansub, Tanoshii Fansub o los ya desaparecidos (o eso creo) Hikari-Anime y Otakuniverse Fansub. De scanlations sencillamente no he encontrado NI UNO en el que escriban bien. Una lástima que de los mil trillones de fansubs que existen los únicos que trabajan como se debería se puedan contar con los dedos.

El mundo del fansub necesita una renovación, hace falta concienciar de que si una serie se licencia no la pueden siguen distribuyendo, y también que si no están capacitados para hacer el trabajo, es mejor que se lo dejen a otros o ayuden de otro modo. También hace falta un poco más de organización, si ya se sabe que un fansub se va a encargar de una serie, es mejor que los demás se dediquen a otra. Es una memez que haya mil grupos traduciendo Naruto y luego nadie se encargue de series como Hanada Shounen-shi o Fuujin Monogatari. Tal como han hecho los yanquis con The Fansub Wiki, deberían crear una web en la que se listen las series y se repartan entre los distintos fansubs.

Hasta aquí la primera parte del artículo. Próximamente: los que descargan.

viernes, 15 de enero de 2010

El perro que muerde la mano de quien le da de comer

Me gustaría empezar con el tema que particularmente más me preocupa y que pienso es el que se está cargando de verdad el panorama friki en nuestro país: los propios aficionados. De un tiempo a esta parte el nivel de los fans españoles ha caído estrepitosamente, tanto en maneras como en conocimientos, y el problema es que gracias al boom del manga y el anime está aumentando la cantidad de ellos, pero no la calidad. Sólo hay que visitar los foros y los salones para darse cuenta de que cada vez hay más de estos individuos, de hecho son prácticamente lo único que hay. Apenas han visto las cuatro series de turno bajadas de internet, pero eso ya les hace pensar que son los putos amos y que lo saben todo sobre el mundillo.

Lo peor de todo es que no dan señales de querer cambiar ni ampliar sus conocimientos, su mundo se reduce a Naruto, Bleach, Death Note, Haruhi y poco más. Da verdadero ASCO ver cómo desprecian esas series clásicas que sirvieron de cimientos para crear las series que les gustan ("¡es que son viejas!") o cómo abandonan en el olvido a los autores modernos que intentan innovar con sus obras ("¡es que son aburridos!"). ¿No les gustaría conocer nuevas series, nuevas experiencias? ¿Es que no les gusta el manga? Pues sorprendentemente, mi conclusión es que NO. A estas personas lo que les pasa es que les gustan algunas series, pero no les interesa el manga. A mí por ejemplo me puede gustar Batman, pero si sólo por eso digo que soy superfan de la línea DC, no es verdad. Esa es la terrible verdad ante la que nos encontramos. Si les preguntas quién es Harlock, no lo saben. Si les preguntas quién es Yoshitoshi ABe, no lo saben. Si les preguntas quién es el dibujante de Death Note, sí lo saben (¡sorpresa!), pero si les preguntas qué otras obras ha dibujado, no tienen ni idea. No tienen ni puta idea de nada.



Los fans de ahora han perdido todo el interés por investigar, hay que dárselo todo hecho y para colmo te maldicen si te sales de sus intereses. ¿Cómo va a evolucionar el panorama si a nadie le interesa descubrir cosas nuevas? Entiendo que cada uno tiene derecho a disfrutar de su afición como quiera, pero para tener una afición primero hay que sentir un interés por ella, y me temo que este no es el caso. No se trata de saberlo todo ni de convertirse en Alfons Moliné, pero qué menos que tener un mínimo conocimiento sobre eso que tanto dicen que les gusta.

Explicado el punto de la total, absoluta y voluntaria desinformación, me gustaría centrarme ahora en el comportamiento del que hacen gala estas personas. Dado que muchos de los aficionados son gente joven, en general menores de edad, es natural y hasta comprensible que muestren un carácter inmaduro en sus acciones. Todos hacemos locuras de jóvenes, es normal. El problema llega cuando lo que hacen y dicen traspasa por mucho la línea del ridículo. Su (lamentable) rango de acción se divide en dos partes:

En los foros se dedican a exigir su hanime gratix, a quejarse de las traducciones que proporcionan las editoriales (porque ellos tienen un master en filología y traducción del japonés) y a pavonearse de lo mucho que saben sobre su serie favorita. Esto último me hace pensar que en realidad dedican todo su esfuerzo a este fin, porque si bien no saben cómo se llama el hermano de Masashi Kishimoto, se saben perfectamente todos los sellos que se usan en Naruto, conocen todas y cada una de las técnicas que se emplean en la serie, y saben incluso cuántos pelos tiene Sasuke en el culo. Admirable, pero inútil. Lo de las quejas hacia la traducción también es un problema, porque se creen de verdad que por saber cuatro palabras en japonés ya saben muchísimo más que un traductor con carrera, y eso les empuja a maldecir a los profesionales si algo no cumple con sus estándares y a EXIGIRLES (alucinante) que lo pongan como quieren ellos. Tan triste como cierto.

En los salones y jornadas, la cosa no mejora mucho, más bien empeora. Lo que pretende ser una reunión agradable de fans se convierte en un amasijo de chavales haciendo el payaso, retards que no paran de gritar mientras se comportan como simios, y hentaiers pajilleros en busca de amigos no-imaginarios y alguna chica que caiga en el error de hablarles. Como se descargan todo el anime de internet, prefieren hundir a las malvadas distribuidoras y destinar su dinero en los productos chinorris que les ofrecen las tiendas, un fin mucho más loable que ayudará a sus propietarios a añadir otro jacuzzi en su mansión. Pero lo más meritorio es su afán por extender la cultura otaku en cuanto se acerca una cámara de televisión. Cualquier excusa es buena para quedar como subnormales y dar a entender que todo el que lee manga, juega a videojuegos o siente un mínimo interés por Japón debería estar internado en un psiquiátrico o dejar que lo quemen en una hoguera.


A las pruebas me remito...

¿Quiere decir esto que los fans de antaño son el modelo a seguir? Pues tampoco. De forma parecida a los sujetos anteriores, los viejotakus (por llamarlos de algún modo) que siguen en activo viven estancados en los 90. Su mundo se reduce a Bateadores, Mazinger Z, La vuelta al mundo en 80 días y otras series de antaño, sin dar oportunidad alguna a las numerosas genialidades que ha parido el nuevo siglo. Desprecian a la afición de ahora (en esto no puedo decir que sea mucho mejor que ellos) y actúan como si el haber vivido la llamada "época dorada" les concediera la sapiencia absoluta. Aunque su interés por el manga se ha reducido a casi cero, los más avispados se han hecho un hueco en el mundillo y ahora se dedican a perseguir la pasta de los fans que tanto aborrecen, ya sea organizando salones, colaborando con editoriales o escribiendo libros insulsos de pobre contenido.


Sé que todo lo que he escrito se basa en generalizaciones y que no todo el mundo es así. Soy muy consciente de que también hay personas fantásticas que tienen muchos conocimientos sobre la materia y que además se preocupan por mejorar el panorama para que todos disfrutemos un poco más del manga en España. Pero por desgracia, este grupo representa un porcentaje ínfimo en comparación con la marabunta de imbéciles que pueblan nuestro círculo.

El fandom otaku necesita una buena purga cuanto antes, porque esto se va a pique y es por culpa de descerebrados como los descritos anteriormente. Cuando digo que me gusta el manga, no quiero que la gente me identifique con los energúmenos que muestran los medios sensacionalistas. Si de verdad queremos que el cómic, y el manga en particular, se acepte socialmente como el arte que es, nos sobra este tipo de individuos que no hacen más que podrir la manzana.

Hasta aquí mi primer tochazo de crítica hacia el mundo del manga en España, próximamente más y con más caña.

¿Qué puñetas es esto?

Después de unos meses dándole vueltas a la idea, me he decidido y he abierto este blog para expresar mi opinión sobre cómo está el mundo del manga en España. Estoy hasta las narices de cómo funciona el tema ahora mismo y de que nadie se queje, porque está claro que si esto sigue así se va a hundir el barco. No vengo a llorar de las ventas de los DVD ni nada de lo que ya se encargan las empresas, vengo a crear polémica, a levantar ampollas y sobre todo a hacer que todo el mundo reflexione un poquito.

Llevo mucho tiempo en el mundillo y me deprime ver cómo todo va a peor, desde la afición hasta los salones. Da pena ver cómo en otros países, como Francia, el manga se vive con pasión y hay mucha riqueza cultural en torno a lo japonés. Sin embargo aquí en España da todo vergüenza, no hay nada que se haga a derechas, y parece que tampoco hay nadie dispuesto a hacerlo.

Pienso ser contundente. Algunas webs informativas ya han intentado advertir alguna vez sobre los problemas que están surgiendo, pero su condición de medios les ha impedido decirlo todo como querrían y al final sólo han conseguido la indiferencia de los reprendidos. Éste, en cambio, es un blog anónimo. Aquí puedo decir lo que quiera y como quiera y es lo que pienso hacer. Los que vengan a tacharme de persona amargada, que no se esfuercen: ya sé lo mal que estoy, por eso vengo a explicaros el porqué.

Las próximas entradas serán una serie de reflexiones sobre lo que está ocurriendo, y me gustaría que además de vuestra opinión propusierais alguna solución (si la tenéis) para ver qué se puede hacer al respecto.

Dicho esto, bienvenidos. Es hora de armarla gorda.