sábado, 6 de febrero de 2010

Poderoso caballero es Don Dinero

Hablando con un amigo hace unos días, salió el tema de los salones, tan habituales y prolíficos. La conclusión a la que llegamos fue que a pesar de ser los eventos más importantes relacionados con el manga y la cultura japonesa, no hay casi ninguno que valga la pena. ¿Cómo es posible que se hayan convertido en tan gran mierda?

Parece increíble que unas convenciones respaldadas por mil editoriales y tiendas no puedan ofrecer nada más que lo que unas jornadas cualesquiera pero a lo grande. Cojamos como ejemplo el último Salón del Manga de Barcelona, el evento por excelencia en el país. Bien, después de perder el tiempo en la cola de entrada, logramos entrar al recinto (previas burlas del equipo se seguridad, si vas disfrazado). Opciones una vez en el interior:
  • Visitar todos los stands de las tiendas, a que nos sableen cosa mala.
  • Visitar los mismos talleres de todos los años.
  • Pasar un rato en la zona de videojuegos para hacer lo mismo que podríamos estar haciendo en nuestras casitas.
  • Asistir a alguna conferencia o presentación de novedades (puede que la única actividad interesante, ¡y además te puedes sentar!).
  • Acercarse a ver las proyecciones, que por lo visto no le interesan a nadie (una lástima).
  • Probar suerte a ver si hay sitio en el escenario para ver el cosplay o el karaoke, en plan lotería.
  • Realizar alguna cola interminable para que te firme alguien y que te echen a mitad de camino porque se ha pasado la hora.
Y ya. No hay nada más. Pagas seis euros por entrar a un sitio donde pasarás el día estrujado entre la gente, aburrido y te dejarán pobre. Fantástico, oye. El caso es que yo al menos me resignaría si hubiera algún aliciente que me incitara a quedarme, pero es que no hay ninguno. Y no sólo en éste, prácticamente ninguno de los eventos que se organiza en nuestro país tiene nada que resulte atractivo y lo haga diferenciarse de los demás. Son todos la misma mierda pinchada con palos diferentes.

¡Mirad, yo también sé montar salones casposos!

Siguiendo con el ejemplo del SdM, ¿qué podemos decir de las exposiciones? Pues todas muy de andar por casa, como siempre. Algunas, como la Luis Royo, no sé ni qué pintaban ahí (con todo mi respeto hacia el autor), parece como si la hubieran montado por llenar y punto. Y cualquiera diría que se Ficomic se alegró de la muerte de Yoshito Usui, porque les dio la excusa perfecta para montar mil cosas de Shin-chan y llenar el espacio que sobraba. Una pena que nadie se encargue de realizar grandes exposiciones sobre autores o estudios, o al menos conseguir que no parezcan pensadas a última hora.

Lo mismo va para los autores invitados. Este año hemos tenido la “suerte” de contar con Issei Eifuku y Taiyo Matsumoto, autores de Takemitsu Zamurai, un manga muy interesante que sólo nos habremos leído unas diez personas porque la gente es bastante gilipollas y sólo lee lo que pone “Naruto” en la portada. La cuestión es que a pesar de ser muy bienvenidos, la verdad es que no son unos autores muy significativos, que digamos (aunque ya son mejores que aquellos esclavos del Studio Pierrot que traían en años anteriores). Menos mal que también vino… esto… ¡Ah, no! ¡Que no vino ningún autor más! Qué cabeza la mía, lo demás fueron modelos y gente de casa que les costaron cuatro duros de traer. Bueno, es que invitar a autores japoneses no es nada fácil, hay complicadas negociaciones de por medio y además cuesta mucho dinero. Claro, claro. Pero luego vienen los franceses y la lían. ¿Es que no saben que no se puede traer a autores, que es muy difícil? No deben de haberse enterado, porque este verano han conseguido a las CLAMP, Natsuki Takaya, Shinichiro Watanabe, Akemi Takada, Daisuke Nishijima, Shiori Furuyama, las AKB48 y la seiyuu Junko Takeuchi, entre otros. ¡Y eso que llevan cinco ediciones menos que nosotros! Están locos, estos galos. Locos o no, lo que está claro es que nuestro plantel de invitados es una auténtica vergüenza comparado con el suyo y con el de otros países con convenciones igual de grandes.

Exclusiva: el invitado especial del XVI Salón del Manga de Barcelona será el señor que recoge la basura del Studio Ghibli

Esto me lleva al punto clave de la crítica de hoy (por fin): el dinero. ¿Qué coño hacen los organizadores con el dinero? Porque no veo en qué se lo gastan. Si en los tres o cuatro días que dura el salón acuden unas sesenta mil personas, a razón de seis euros la entrada ya son trescientos sesenta mil euros. Sesenta millones de pelas de las de antes, que se dice pronto. Eso sin contar la pasta gansa que se dejan las tiendas por colocar un stand y el dinero que ponen las editoriales para apoyar el evento. Los organizadores alegan, indignados ante preguntas como la mía, que montar un salón cuesta muchísimo dinero (no lo dudo) y que usan lo ganado para mejorar en los eventos posteriores. Y una puta mierda. ¿En qué han mejorado los salones en los últimos años? Que alguien me lo explique, porque yo desde luego no veo ninguna mejora.

Y puestos a lanzar puyitas, me gustaría lanzar una en concreto contra Jointo Entertainment, porque a pesar de lo que he dicho hay que reconocer que Ficomic sí ha ofrecido siempre una cierta diversidad de contenidos en el Salón, aunque no sea de la forma adecuada. ¿Pero qué ofrece la gente de Jointo? He asistido a tres Japan Weekend (dos de Barcelona y uno de Madrid) y en todos me he encontrado la misma bazofia. Esta pseudo-empresa se dedica a montar salones clónicos para sacar pasta y seguir con su negocio viviendo de rentas. Su método de acción consiste en hacerles la pelota a las tiendas para que suelten el parné y luego olvidarse ya de todo lo demás, de que existen las exposiciones, las conferencias y esas otras cosas que no dan dinero. Porque ahora en serio, si a un evento como los suyos le quitas los stands y las editoriales, ¿en que se queda? Pues en el cosplay y gracias. Me parece perfecto que sean todo lo agoreros que quieran, una empresa no tiene por qué ser una hermanita de la caridad, pero me gustaría que al menos lo que cobren se lo hayan ganado, no quiero pagar a alguien si no se lo merece.

Aquí tenemos a un simpático responsable de Jointo, transportando la recaudación del día a su guarida

Es una lástima que a pesar del creciente número de salones la calidad sea cada vez peor. “Visto uno, vistos todos”, que se dice. Las empresas organizadoras deberían dejar de ser tan avariciosas y recordar los valores que les empujaron a montar estos eventos al principio. Con el dinero que nos quitan hay más que suficiente para montar algo grande, como se hace en París o San Diego (donde ya nos superan muy mucho en calidad a pesar de contar con menos años), algo que de verdad contente a los aficionados y no los bodrios a los que nos tienen acostumbrados últimamente. Tampoco estaría mal que dejaran de favorecer tanto a las tiendas y apostaran un poco más por el contenido que pueden aportar fanzines y asociaciones cercanas, que además de baratas les harían un favor con sus propuestas. Y bueno, lo que me parece peor de todo: ya hay tantos eventos de este tipo que empiezan a ser algo corriente, están perdiendo todo su atractivo como acontecimiento que sólo se organiza un par de veces al año y al final la gente preferirá asistir a jornadas, que ofrencen lo mismo pero además de forma gratuita. Sin duda, si siguen abusando de esta práctica se les va a terminar pronto el chollo, porque lo poco gusta, pero lo mucho cansa.

Por mi parte lo tengo más que decidido: no pienso volver a ningún salón más hasta que mejore el panorama. Si alguien se tiene que quedar con mi dinero, que sean los gabachos, que estarán un poco más lejos pero al menos sus eventos no me dan vergüenza ajena.

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